Ser y estar
Segunda Parte

Esta nueva colección de obras de arte es el resultado de muchísima inspiración alrededor de una temática que he dedicado como homenaje a LA MUJER. Para resaltar la palabra mujer de manera singular, decidí explorar una técnica dentro de mi proceso productivo que concluí era perfecta para esta temática. Esta técnica mágica con un alto grado de complejidad pero que a la vez he disfrutado mucho es: MONOPRINT.

Lo que me gustó del monoprint es el proceso de transformación en donde la imagen original se convierte en algo nuevo y único que me permite intervenir a mi gusto. Es un proceso caprichoso que no siempre da los resultados esperados, hay muchas variables que impiden una transferencia exitosa. Sin embargo, dedicando muchísimo tiempo a esta colección, logré aprender cómo manipular estas variables para obtener efectos visuales que cuentan una historia melancólica con una atmósfera de sensibilidad vintage.

Al estar trabajando con imágenes de mujeres reproducidas millones de veces para suplir el mundo entero, encontré la manera de mostrar a la mujer como un individuo imposible de repetir a través del monoprint. Es aquí donde nace el nombre de esta colección: “SER y ESTAR”.

La palabra “SER” se utiliza para definir a un sujeto por su “condición intrínseca, natural o permanente” -- es cómo llegamos a conocer lo que es “SER mujer” por las cualidades que se le han atribuido a través de la historia. En este caso, como los medios masivos nos han condicionado a aceptar a un ideal de “SER mujer”. La palabra “ESTAR” la usamos para definir a un sujeto por sus acciones o procesos no permanentes” -- somos lo que hacemos en cada momento. “ESTAR” es una constante evolución de quien somos de un momento a otro, es decidir quién queremos SER continuamente.

Estas piezas cuentan historias de mujeres viviendo momentos: una mujer que “está fragmentada”, que se construye a sí misma para completarse. Una mujer que “está renuente” a aceptar que otros la definan. Una mujer que “está bien parada” y utiliza sus piernas para llevarla donde quiere ir. Una mujer que “está bien amarrada” a sus convicciones. Una mujer que “está consciente” de la adversidad con la que se enfrenta para poder superarla. Una mujer que “está de rosado” porque este es el color que se nos ha atribuido desde que nacemos y lo llevamos puesto como una insignia de honor.

A través de estas imágenes quiero celebrar la transformación constante y mostrar lo que es SER mujer y ESTAR en constante evolución de la persona que somos día tras día y definirnos a nosotras mismas con las acciones que decidimos tomar en cada momento.